En Homo Videns: la sociedad teledirigida (1997), Giovanni Sartori
traza un cambio en la concepción del homo sapiens. Afirma que ha evolucionado a
un homo videns, producto de la cultura de la imagen en detrimento de la
escritura. Este nuevo hombre ve pero no entiende, ya no utiliza el razonamiento
para abstraer ideas ni acceder al saber transmitido por la cultura escrita. Ante
este panorama, Sartori se plantea algunos interrogantes sobre internet que nos
siguen interpelando aún hoy, casi dos décadas después de la publicación de su
libro.
En el marco de una nueva ecología del aprendizaje, la
pregunta sobre el potencial de la internet en la formación de niños y jóvenes
ha encontrado algunas respuestas. Según esta nueva ecología, múltiples
escenarios y agentes educativos formarán parte del proceso de enseñanza. Éstos
no sólo enseñarán conocimientos sino también competencias que les permitan a
los aprendices seguir aprendiendo a lo largo de su vida, en donde la
participación en comunidades que utilicen diferentes lenguajes para representar
la información será primordial. Estos lenguajes (la palabra escrita, el audio,
la imagen) presentes en la red están contribuyendo a una mayor informalización del aprendizaje del que
muchos docentes son conscientes y lo utilizan en beneficio de sus alumnos. La
diversificación y distribución del conocimiento actual obliga a pensar
trayectos de aprendizajes individuales donde la autonomía del aprendiente esencial.
Sartori se preguntaba qué número de personas utilizarían internet como
instrumento de conocimiento. No caben dudas de que los niños y jóvenes, en
mayor o menor grado, ya lo han empezado a hacer. Muchas instituciones
educativas, sin embargo, aún están en deuda. Siguen siendo instituciones del
siglo XIX, con profesores del siglo XX y alumnos del siglo XXI.
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